Desde
hace un tiempo, quizá desde que el cine empezó a llegarme de verdad, me planteé la posibilidad de que el cine nos
influenciara tanto como cualquier otra disciplina, ya sea artística, cultural,
educacional o institucional. Seguro que se os viene a la cabeza aquello de que
las chicas buscamos nuestro príncipe azul. Puede que sea cierto. O no. También
puede que mientras ellas los buscan, los chicos busquen a sus actrices porno en
los cuerpos de las chicas que encontramos a pie de calle. Bien. Andaba yo
planteándome todas estas cuestiones, casi convencida, cuando decidí realizar
una pequeña investigación que me ayudara a vislumbrar todo esto. Por supuesto, todo son suposiciones en base a los datos del sondeo.
Lo
interesante del proyecto vino nada más empezar. Al pedir colaboradores, mucha
gente –especialmente chicas- se interesaron en ayudarme. El problema es que,
una vez tenían la encuesta en su posesión, ya no les interesaba tanto contestar.
Por supuesto, la encuesta era completamente anónima, pero del número
de encuestas repartidas a mujeres, sólo aproximadamente la mitad fueron
contestadas y enviadas. No ocurrió lo mismo con el sexo opuesto. ¿Por qué?
Quizá sólo la mitad de nosotras estemos preparadas –o no- para hablar de cine
–pornográfico- libremente –y eso que la encuesta era, repito, completamente
anónima. Llegados a este punto, me gustaría señalar y recalcar que este
artículo estaba basado en un sondeo y que todo lo aquí vertido es en función de
las respuestas obtenidas, en ningún caso quiere decir que se trate de una
verdad universal.
Los
datos, obtenidos de chicas y chicos de
entre veinte y treinta años, muestran un gran interés por el mundo del
cine. Son pocos los casos que no cuentan con una actriz, actor o película
favoritos. Así mismo, la mayor parte reconoce que sus cintas preferidas han
influido en su día a día, aunque por norma general reconocen que no todas las
películas son siempre realistas. Lo interesante viene tras la pregunta: «¿Alguna
vez has visto cintas pornográficas?». Obviamente, todas las respuestas son
afirmativas, aunque hay quien señala que, por supuesto, de coña, con los colegas. La edad a la que vieron la primera
siempre radica entre los doce y los dieciséis años, en plena adolescencia.
Sin
embargo, independientemente del sexo de los encuestados, la mayoría conoce más nombres de actrices pornográficas que de
actores del mismo género. Para pensar, ¿no? De hecho, algunos de los chicos
sólo dan nombres femeninos y, si aportan alguno masculino, es gracias a la
prensa rosa.
Respecto
a si verían este tipo de cine con sus respectivas parejas,
las chicas suelen mostrarse bastante
receptivas en pro de aprender, mejorar y enriquecer su vida sexual o entrar en tema. Es decir, la mayor parte
de las veces, las chicas buscan/encuentran algo más allá que el simple hecho de
pasar el rato (que también). Un ejemplo de ello es el siguiente: «las películas que sobre todo me excitan
siempre contienen una trama, hay una historia, propulsada por el sexo;
deseo, pulsiones, violencia, sangre, etc. mediante, como elementos resolutivos
del conflicto en cuestión». Películas, quizá, como Las edades de Lulú o Lucía y
el sexo, como recordaba otro encuestado.
En contraposición, la utilidad que ellos encuentran en este tipo de cine se
ciñe a respuestas del tipo: «excitación rápida y eficaz», «una erección y un desfogo rápido de las tensiones»
o «desahogar el calentón». Por su
parte, los chicos difieren a la hora de si verían una cinta así con sus novias,
reconociendo en algún caso que sólo lo harían si ella lo propone. En
alguna ocasión, también alguna encuestada reconoce que ni de coña, literalmente.
De igual manera, mientras ellas creen que ver porno les ha influenciado
para bien, ellos reconocen que –en su adolescencia, sobre todo- lo hizo negativamente. De hecho, hay quien
reconoce que «puede que inconscientemente
cosifique a las mujeres y cambie el
sentido, sentimiento y funcionalidad del sexo por ello, pero no soy consciente».
Más allá de robarnos unos minutos al día,
¿será verdad entonces que el cine –de
cualquier tipo- nos influye? Si la
mayor parte reconoce haberse visto influenciado por otros géneros, ¿por qué no
iba a influir el porno?
Por
último, respecto a la veracidad de estos productos, el 95% de los encuestados
dice no existir relación alguna con la realidad cotidiana, excepto en el cine amateur. ¿Acaso una película romántica o
de ciencia ficción lo es? Todos coinciden en lo mismo: no. Pero, para bien o
para mal, influyen. Aunque hay quien cree que el género que nos ocupa no
influye y el resto sí. ¿Es posible? ¿Será verdad entonces que nosotras buscamos
un príncipe azul –hay quien reconoce ver cine sólo por ver caras bonitas- y
ellos una actriz porno? ¿Sí? ¿No? ¿Somos conscientes? ¿Qué buscamos realmente?
¿Por qué existe el cine porno? ¿Es
denigrante? ¿No? ¿Cosifica a las mujeres? ¿O sólo es un rol al que no hay que
hacer caso?
Muchas
preguntas en el aire. Personalmente, sólo sé las respuestas de unxs cuantxs
anónimxs que decidieron colaborar conmigo en este pequeño sondeo. Y, llegados a
este punto, os doy las gracias a todxs
lxs que habéis colaborado conmigo y hacer este artículo posible. Y, por
supuesto, a lxs que dijisteis de colaborar en un principio y al final os echasteis
para atrás, también, porque también formáis parte de los resultados.
Eternamente agradecida.
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