miércoles, octubre 08, 2014

Príncipes azules, actrices porno y viceversa


Desde hace un tiempo, quizá desde que el cine empezó a llegarme de verdad, me planteé la posibilidad de que el cine nos influenciara tanto como cualquier otra disciplina, ya sea artística, cultural, educacional o institucional. Seguro que se os viene a la cabeza aquello de que las chicas buscamos nuestro príncipe azul. Puede que sea cierto. O no. También puede que mientras ellas los buscan, los chicos busquen a sus actrices porno en los cuerpos de las chicas que encontramos a pie de calle. Bien. Andaba yo planteándome todas estas cuestiones, casi convencida, cuando decidí realizar una pequeña investigación que me ayudara a vislumbrar todo esto. Por supuesto, todo son suposiciones en base a los datos del sondeo.

Lo interesante del proyecto vino nada más empezar. Al pedir colaboradores, mucha gente –especialmente chicas- se interesaron en ayudarme. El problema es que, una vez tenían la encuesta en su posesión, ya no les interesaba tanto contestar. Por supuesto, la encuesta era completamente anónima, pero del número de encuestas repartidas a mujeres, sólo aproximadamente la mitad fueron contestadas y enviadas. No ocurrió lo mismo con el sexo opuesto. ¿Por qué? Quizá sólo la mitad de nosotras estemos preparadas –o no- para hablar de cine –pornográfico- libremente –y eso que la encuesta era, repito, completamente anónima. Llegados a este punto, me gustaría señalar y recalcar que este artículo estaba basado en un sondeo y que todo lo aquí vertido es en función de las respuestas obtenidas, en ningún caso quiere decir que se trate de una verdad universal.

Los datos, obtenidos de chicas y chicos de entre veinte y treinta años, muestran un gran interés por el mundo del cine. Son pocos los casos que no cuentan con una actriz, actor o película favoritos. Así mismo, la mayor parte reconoce que sus cintas preferidas han influido en su día a día, aunque por norma general reconocen que no todas las películas son siempre realistas. Lo interesante viene tras la pregunta: «¿Alguna vez has visto cintas pornográficas?». Obviamente, todas las respuestas son afirmativas, aunque hay quien señala que, por supuesto, de coña, con los colegas. La edad a la que vieron la primera siempre radica entre los doce y los dieciséis años, en plena adolescencia.

Sin embargo, independientemente del sexo de los encuestados, la mayoría conoce más nombres de actrices pornográficas que de actores del mismo género. Para pensar, ¿no? De hecho, algunos de los chicos sólo dan nombres femeninos y, si aportan alguno masculino, es gracias a la prensa rosa.

Respecto a si verían este tipo de cine con sus respectivas parejas, las chicas suelen mostrarse bastante receptivas en pro de aprender, mejorar y enriquecer su vida sexual o entrar en tema. Es decir, la mayor parte de las veces, las chicas buscan/encuentran algo más allá que el simple hecho de pasar el rato (que también). Un ejemplo de ello es el siguiente: «las películas que sobre todo me excitan siempre contienen una trama, hay una historia, propulsada por el sexo; deseo, pulsiones, violencia, sangre, etc. mediante, como elementos resolutivos del conflicto en cuestión». Películas, quizá, como Las edades de Lulú o Lucía y el sexo, como recordaba otro encuestado. En contraposición, la utilidad que ellos encuentran en este tipo de cine se ciñe a respuestas del tipo: «excitación rápida y eficaz», «una erección y un desfogo rápido de las tensiones» o «desahogar el calentón». Por su parte, los chicos difieren a la hora de si verían una cinta así con sus novias, reconociendo en algún caso que sólo lo harían si ella lo propone. En alguna ocasión, también alguna encuestada reconoce que ni de coña, literalmente. De igual manera, mientras ellas creen que ver porno les ha influenciado para bien, ellos reconocen que –en su adolescencia, sobre todo- lo hizo negativamente. De hecho, hay quien reconoce que «puede que inconscientemente cosifique a las mujeres y cambie el sentido, sentimiento y funcionalidad del sexo por ello, pero no soy consciente». Más allá de robarnos unos minutos al día, ¿será verdad entonces que el cine –de cualquier tipo- nos influye? Si la mayor parte reconoce haberse visto influenciado por otros géneros, ¿por qué no iba a influir el porno?

Por último, respecto a la veracidad de estos productos, el 95% de los encuestados dice no existir relación alguna con la realidad cotidiana, excepto en el cine amateur. ¿Acaso una película romántica o de ciencia ficción lo es? Todos coinciden en lo mismo: no. Pero, para bien o para mal, influyen. Aunque hay quien cree que el género que nos ocupa no influye y el resto sí. ¿Es posible? ¿Será verdad entonces que nosotras buscamos un príncipe azul –hay quien reconoce ver cine sólo por ver caras bonitas- y ellos una actriz porno? ¿Sí? ¿No? ¿Somos conscientes? ¿Qué buscamos realmente? ¿Por qué existe el cine porno? ¿Es denigrante? ¿No? ¿Cosifica a las mujeres? ¿O sólo es un rol al que no hay que hacer caso?

Muchas preguntas en el aire. Personalmente, sólo sé las respuestas de unxs cuantxs anónimxs que decidieron colaborar conmigo en este pequeño sondeo. Y, llegados a este punto, os doy las gracias a todxs lxs que habéis colaborado conmigo y hacer este artículo posible. Y, por supuesto, a lxs que dijisteis de colaborar en un principio y al final os echasteis para atrás, también, porque también formáis parte de los resultados. Eternamente agradecida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Muchas gracias,