La
semana pasada tuve el placer de charlar con Nacho Ruipérez y Antonello
Novellino sobre Blue Lips, la película que, junto con otros cuatro directores, estrenaban
el pasado viernes. Llevaba tanto tiempo sin hacer una entrevista que me sentía
tan nerviosa como el primer día. Así que, como suelo hacer en estos casos, me
desperté pronto, me puse decente –no como suelo acostumbrar- y partí hacia
Cines Golem, que, afortunadamente, me pillan a un paseíllo de casa. En
principio, la cita era sólo con Nacho Ruipérez, así que, me preparé la
entrevista para él. Pero… ¡sorpresa! Allí también estaba Antonello Novellino,
la dirección italiana de la película. Bueno,
no pasa nada. Intentaremos solventarlo con éxito. Me preguntaron que si
suponía mucho problema. Dije que no. Lo cierto es que no mucho, hasta que
intenté abrir una pregunta demasiado a los dos y quedé bastante mal. No pasa
nada. Novellino se rió. No sé si de mí o de la situación. Sin embargo, lo
cierto es que desde el principio me sentí bastante cómoda. Supongo que gran
parte se debía al estupendo trato con el que me recibieron. Tenía media hora.
Al final, fueron cuarenta minutos. La entrevista quedó bastante chula. Y
bastante larga. Aquí podéis leerla entera.
Respecto
a la película, lo que más me ha gustado es que es puramente honesta: nada de
adornos, nada de florituras. De hecho, Blue
Lips es tan poco convencional que, cuando al final esperas ese cambio de
sabor, jamás llega, porque, como me reconocía Nacho Ruipérez, en la vida real no tenemos happy ends.
Y qué cierto.
Como
consecuencia a este realismo, la película consigue que cualquiera se
identifique con cualquiera de las seis historias que se representan, porque es una película que puede ver tu madre, tu hermano o uno que pase por ahí.
Además, Ruipérez y Novellino reconocían haber vivido su propio Blue Lips durante el rodaje. Seis vidas
y seis directores.
Entonces,
una vez te has metido en ella, has vivido el chupinazo con Malena, has sufrido
con Vitorio, te has crecido con Guido, has sentido con Sagrario, te has
divertido con Kalani o has compartido con Oliver… ¿por qué no vivir tu propio Blue Lips? Puede que no sea una gran
producción, pero la recomiendo encarecidamente por la capacidad emocional que consigue
transmitir y las ganas de vivir tu propia historia que sientes al terminar de
verla.
Yo
viví un poquito más ese miércoles. El periodismo está en la calle. Esta vez, en
Cines Golem.
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